lunes, 24 de noviembre de 2014

History repeating

"El régimen político surgido en el año 75 se construyó en torno a la monarquía, pero el futuro monarca no sería ya quien legítimamente detentaba los derechos políticos, sino su hijo. Debía ser un sistema parlamentario, basado en la alternancia de los partidos en el poder, una monarquía parlamentaría vinculada a la dinastía Borbón, capaz de integrar las distintas tendencias políticas, y que pusiera fin a las continuas injerencias del ejército en la vida política española a lo largo de su historia".

"Y efectivamente, a lo largo de los años se fue incrementando el civilismo de la política española. Los militares dejaron de estar abrumadoramente presentes en el acontecer de la nación, aunque recordemos que todavía hubo una intentona golpista en los años 80".

"El sistema, más allá de sus méritos y errores, proporcionó una serie de ventajas para España. Después de un siglo traumático, en el cual se subrayaba la excepcionalidad y el dramatismo de la historia española, la nación por fin consiguió incorporarse a la normalidad de las potencias de su entorno. Se sentaron las bases de un estado moderno, se logró instrumentalizar el diálogo, el pacto y el consenso entre partidos. Se alcanzó un crecimiento económico sostenido, se crearon estructuras básicas para superar el atraso que padecía España. Se desarrollaron unas formas de vida y un mundo cultural equiparable al de otros países europeos - no hay que olvidar el esplendor vivido por la nueva cultura moderna española de aquellos primeros años".

"Varios fueron los aspectos que aseguraron el funcionamiento del nuevo sistema político creado ese año, como la progresiva consolidación de dos formaciones políticas fuertes, capaces de alternarse en el poder, y también, una élite dirigente unida por una sólida red de intereses. Otra figura fundamental para el funcionamiento del sistema fue la del cacique local o regional, que controlaba electoralmente su circunscripción, y gracias al cual se podían asegurar los votos necesarios".

"Quizá su drama fue que no supo evolucionar gradualmente hacia un sistema constitucional y parlamentario verdaderamente democrático, en el cual hubieran tenido cabida las aspiraciones de toda una sociedad, y no solo los intereses de unos grupos restringidos. La oligarquía gobernante no quiso o no pudo consolidar una apertura política y social suficientemente amplia. Ello conduciría, años más tarde, hacia la crisis del sistema".

"La dependencia de los políticos con respecto a los plutócratas se puso en aquellos días claramente de manifiesto, y es que muchos de ellos eran consejeros y abogados de las grandes empresas españolas que estaban obteniendo enormes beneficios con la situación existente. Los fuertes y poderosos intereses creados iban a impedir, ahora y en el futuro, que prosperase todo intento de reforma fiscal, a de pesar de que resultaba absolutamente imprescindible para avanzar hacia la modernización del Estado".

"Según fueron pasando los años, se fue fraguando una época de confrontación entre las reformas que la realidad social y política del país evidenciaba como necesarias e inevitables, y la tremenda resistencia que las viejas estructuras de poder oponían a todo intento de cambio en profundidad. Poco a poco se fueron afirmando nuevas opciones divergentes, aparecieron nuevas fuerzas sociales, y se entró en una etapa de cambio y efervescencia, en la que no acabó de cuajar la transformación nacional, lo cual provocó un crescendo de tensiones sociales y políticas".

"Para terminar de complicar las cosas, poco a poco se hizo patente el auge de los movimientos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco, que promulgaban la afirmación y la diferenciación de distintas nacionalidades dentro de España, como una reacción de rechazo ante la tendencia uniformadora y centralista del Estado".

"Intelectuales y políticos tomaron progresivamente conciencia del cada vez más generalizado desprestigio de las instituciones políticas y de la necesidad de introducir reformas para modernizar y legitimar el sistema".

"En las elecciones subsiguientes, Pablo Iglesias, líder carismático e indiscutible de una nueva y ascendente formación política, ocupó por primera vez un escaño en el parlamento español".

Los fragmentos anteriores están extraídos de "Historia política de España, 1875-1939, de Juan Avilés, María Dolores Elizalde y Susana Sueiro. (Ed. Istmo, 2002).

¿Recuerdan aquella frase de Marx (Carlos) de que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, y la segunda como farsa?  Pues ya entienden lo del Pequeño Nicolás...