domingo, 3 de febrero de 2013

Delincuencia económica

En España, por motivos obvios, nos hemos vuelto últimamente muy sensibles hacia todos los delitos relacionados con el blanqueo de capitales, la posesión de cuentas opacas en paraísos fiscales, la evasión de impuestos y la utilización de banqueros con pocos escrúpulos para la puesta a buen recaudo de dinero procedente de actividades ilícitas.

Pero cuando la actualidad nos ocupe con otros asuntos y la delincuencia económica deje de ser una preocupación especial de nuestros medios de comunicación, estos criminales y sus cómplices de caros trajes de raya diplomática seguirán funcionando a pleno rendimiento. Porque si hay una industria que no solo no está acusando la crisis, sino que está registrando las mejores cifras de su historia, es la que mueve los flujos de dinero ilícito en todo el mundo.

Según la ONG Global Financial Integrity, los delitos monetarios, la corrupción económica y la evasión fiscal se acercaron en 2010 a sus máximos históricos, con un perjuicio para las arcas públicas de los Estados de 859.000 millones de dólares (un 63% del PIB español). Y estas cifras son en realidad solo un pequeño porcentaje de los flujos de dinero ilícito que cada año se mueven en todo el mundo, pues dicha organización se centra en los países en desarrollo, por lo que a esa cantidad habría que sumarle todas las operaciones de evasión fiscal y lavado de dinero procedente de los países desarrollados y con destino a los paraísos fiscales.

Es decir, que hay muchos Luis Bárcenas ahí fuera. Miles de ellos. Y todos tienen en común algunas cosas. Se valen de entidades financieras con pocos escrúpulos, o con una rara habilidad para mirar para otro lado, y también, de la laxa legislación financiera internacional en lo referente a la persecución de la evasión fiscal, amparada implícitamente por Estados como el suizo; en 2011, las autoridades de ese país iniciaron 1.500 actuaciones por reclamaciones de otros países sobre posibles casos de blanqueo de dinero. Dan una media de 125 al mes, 125 casos como el de Bárcenas al mes...



Si Suiza es, con mucha frecuencia, el destino preferido de ese flujo de dinero negro, el origen, por fuerza, es diverso, pero a escala mundial, podríamos concluir que China es, con mucha diferencia, el principal emisor de esos fondos ilícitos. Según los datos de GFI, solo en 2011 se detectaron 600.000 millones de dólares en flujos monetarios desde China de procedencia ilegal. En el acumulado de la última década las cifras son igualmente impresionantes: 2,7 Billones de dólares evadidos irregularmente desde China en 10 años, el equivalente al PIB de Francia.

¿Cómo se han calculado esas cifras? Básicamente, lo que hacen los economistas de esta organización es comparar las cifras oficiales de exportación chinas con las importaciones oficiales procedentes de China por parte del resto del planeta. Los datos, en teoría, deberían coincidir, pero en la práctica, existen grandes discrepancias entre ambos.

 

Muchas empresas chinas evaden capital minimizando sus datos de exportaciones. Si, por ejemplo, una compañía firma un pedido en el extranjero por valor de 1.000 dólares, presenta a las autoridades fiscales de su país una factura de 800, y la cantidad restante permanece, de esta manera, sin declarar en el exterior.

Es decir, que cinco años después de que los países del G20 reafirmaran solemnemente su lucha contra la evasión fiscal y el blanqueo de capitales, el problema no solo no está en vías de remisión sino que cada vez adquiere mayores dimensiones.


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