jueves, 28 de febrero de 2013

Sopa de letras

Curso online sobre los aspectos económicos de los medios de comunicación (inglés)

Los piratas somalíes han incrementado los costes de transporte internacional en un 8%. Tráfico de contenedores en los principales puertos chinos.

Bienvenido al mundo de TED

Descubriendo Ruckus







miércoles, 27 de febrero de 2013

Sopa de enlaces

Felix Salmon cuenta cómo están surgiendo empresas que se dedican a facilitar el shopping online. Una de ellas es la sueca Klarna, que adelanta el dinero del comprador pagando de su bolsillo el producto, y después le carga a éste su coste más una comisión. En EEUU se lanza hoy Affirm, puesta en marcha por Max Levchin, cofundador de PayPal, y que funciona al revés, pues la empresa se financia como con las tarjetas de crédito, con las comisiones que le pagan los vendedores. Por cierto, en relación con la aparición de Klarna, no hay que perder de vista al progresivo despertar del Sillicon Valley sueco, con compañías ya de renombre internacional, como Spotify.



Más cosas:
- Los chinos usan goma como colateral para obtener crédito

- El CEO de Abertis se queja en el WSJ del injusto trato de las agencias de rating

- 2012 fue el segundo mejor año de la historia para los bancos de EEUU

- Facebook presiona a sus usuarios para que cataloguen todo lo que hacen (y Juego de Tronos colapsa Facebook)

- ¿Por qué no para Rusia de comprar oro?

- Cómo cambiar dólares

Y de propina, un buen análisis de las consecuencias de las elecciones italianas.

lunes, 25 de febrero de 2013

El negocio de la influencia

Estamos a la espera de conocer en qué avances concretos se traduce el anuncio realizado por el presidente del Gobierno en el Debate del Estado de la Nación sobre una regulación de los lobbies. Lo previsible es que dicha regulación se incluyera dentro de la Ley de Transparencia, que aún se encuentra en fase de enmiendas en el Congreso. Aún existe tiempo, pues el plazo de enmiendas no concluye hasta el 26 de marzo.

Mientras llega esa regulación, los lobbies siguen trabajando a pleno rendimiento en defensa de sus intereses. Y su trabajo permea cada día en las páginas de los periódicos o en noticias que leemos en los medios de comunicación.

Un par de ejemplos rápidos de esta mañana:

- COPE presiona para que el visto bueno de la CNC a la integración con Punto Radio se produzca esta misma semana.

- Bruselas da un ultimátum a España por la fusión de los reguladores.

Por cierto, en el libro ¡Que viene los Lobbies! explico cómo ese proyecto de creación de un macrorregulador en España se inspira en un informe que Telefónica encargó a principios de 2012 a la consultora PWC, y que sirvió de base para una regulación que, entre otros efectos, elimina gran parte de los poderes regulatorios de la actual Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, de los que tanto se han quejado las operadoras dominantes del mercado español.

Por último, aquellos interesados en esta materia no deberían perderse el Documental emitido en la noche del domingo por la La 2 dentro de su espacio de reportajes Documentos TV.

Igualmente interesante es este vídeo revelador, a cargo de Alliance for Lobbying Transparency, sobre los vínculos entre el Gobierno británico y la industria farmacéutica.



jueves, 21 de febrero de 2013

Google

La mayoría considera hoy día a Apple como la empresa en la vanguardia de la innovación tecnológica. Google es también uno de esos gigantes de la era de internet, pero para muchos, en cuanto a espíritu revolucionario y capacidad transformadora no se puede comparar con la empresa de la manzana. Esto se refleja en el tamaño de cada compañía. Google vale en bolsa 260.000 millones de dólares,  que no está nada mal, pero que palidece ante los 421.000 millones de Apple, que es de esta manera la mayor empresa del planeta.

Y sin embargo, algunos, en los últimos meses están comenzando a pensar que esa etiqueta de empresa dominante en esta era tecnológica no le corresponde a Apple, sino a la compañía famosa por su buscador. Porque el fabricante del Iphone ha construido su imperio sobre una fórmula sencilla pero imbatible: coger un aparato ya existente en un nicho de mercado y mejorarlo, convirtiéndolo en algo eficaz y estético. Sucedió con el PC, y así ha sido después con los MP3, los smartphones o las tabletas.

El problema de este modelo es que obliga a la empresa a vivir continuamente a expensas de seguir asombrando al mundo con sus nuevas creaciones. Y esto no siempre es posible, especialmente ahora que la compañía ha perdido por desgracia la varita mágica de Steve Jobs. Y en última instancia, el Ipad puede ser un producto admirable, pero no deja de ser un artilugio principalmente diseñado para el entretenimiento. De estos ha habido muchos en las últimas décadas, desde los primeros commodores hasta las consolas de videojuegos. Y es complicado mantener la supremacía tecnológica mundial sustentado sobre este tipo de aparatos.

En cambio, Google ha apostado desde el principio de su existencia por lo radicalmente nuevo, por crear modelos de negocio que no existían antes y convertirse así en su principal beneficiario. El ejemplo más evidente sin duda es el negocio de buscadores en internet, transformado por completo gracias a los algoritmos inteligentes diseñados por sus expertos, y que ha permitido a la compañía mantener hoy en día una cuota de mercado de casi el 70%, con lo que eso supone en ingresos procedentes de publicidad.

Pero Google no es solo un buscador que hace doodles curiosos. La empresa apostó por Youtube hace unos años cuando no era más que un cajón de sastre de videos caseros, y poco a poco lo está convirtiendo en una plataforma sobre la que construir su propio sistema integrado de TV online del futuro. En telefonía móvil, lo fácil era construir otro smartphone más para competir con Apple, pero lo difícil era crear un sistema operativo como Android que se convirtiera en la referencia de todos los teléfonos del planeta rivales de Apple, alcanzando así una cuota de mercado igualmente de casi el 70%.



El principal artífice de esta filosofía de apostar por la reinvención continua de la empresa es su actual consejero delegado y confundador, Larry Page, que desde que retomó las riendas de Google en enero de 2011 ha conseguido revitalizar la compañía, que atravesaba en aquel momento un periodo de estancamiento.  De hecho, en los últimos tiempos Google se está embarcando en proyectos que tienen por objetivo no solo conquistar a sus consumidores, sino directamente cambiar el mundo.

Dentro de lo que se conoce como Google X, la firma está trabajando en proyectos de desarrollo tecnológico punteros, en varios campos. Entre ellos, destaca por encima de todos el programa de coches sin conductor, que podría convertirse en una de las transformaciones sociales más importantes de este siglo.

Igualmente, estos días la empresa acaba de presentar otro de los proyectos personales de Larry Page, Google Glass, unas gafas inteligentes que permiten hacer cosas como las que se ven en este vídeo:


La amplitud de negocios que poco a poco va abarcando Google cada vez es mayor, y en muchos de ellos cuenta con una posición de dominio, como el correo electrónico, el servicio de traducción instantánea, o este mismo sistema de publicación de blogs en blogger. Esta misma mañana el WSJ habla también de unos nuevos portátiles táctiles que la empresa podría estar desarrollando. Por no hablar de otros proyectos de gran alcance en el terreno editorial, con la digitalización de millones de libros para la creación de una gigantesca biblioteca virtual. Con Google News ha creado también un servicio de noticias que es la peor pesadilla para los editores de los medios de comunicación. No sorprende por tanto que todo ello haya provocado muchas suspicacias y problemas con los reguladores estatales.

Pero lo cierto es que ese perfil dominante de Google poco a poco ha ido convenciendo a los inversores, y la compañía acaba de alcanzar máximos históricos, sobrepasando los 800 dólares por acción. La divergencia de trayectorias entre Apple y Google en los últimos meses es reveladora:

Google Apple GOOG AAPL share price

Y esto puede ser solo el principio porque la compañía sigue apostando por cosas nuevas,como la posible apertura de tiendas propias, o nuevas unidades como Google Fiber, un servicio de conexión a internet ultrarrápido, que puede acabar con las compañías de cable y ADSL de una tacada.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Seis razones para una regulación del lobby en España

Me he llevado una sorpresa positiva con el anuncio por parte del presidente del Gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación de incluir, dentro de un paquete de medidas destinadas a mejorar la transparencia, y por tanto previsiblemente pensadas para ser incorporadas en la Ley de Transparencia que está en tramitación en el Congreso, una regulación de los lobbies.

Es sin duda una noticia relevante, por cuanto una medida de ese tipo puede suponer un gran avance en la lucha contra la opacidad y una apuesta por la transparencia en la vida política española. ¿Por qué? Por varias razones:

  1. Las cucarachas proliferan en la oscuridad. Es indudable que en las relaciones entre los grupos de interés y los distintos poderes públicos se pueden cometer excesos y abusos. Pero como no existe una regulación que permita aportar luz y taquígrafos al proceso decisorio, nos tenemos que mover en el terreno de las especulaciones, en el piensa mal y acertarás. Una regulación que aportara transparencia a esa relación bidireccional entre lobistas y políticos permitiría separar el grano de la paja, de forma que los ciudadanos podrían identificar aquellas conductas que son legítimas, de las que no lo son y deben ser erradicadas de nuestro uso político diario.
  2. Los lobistas son los primeros interesados en regular su actividad. Por fortuna, hoy en día la mayor parte del lobby que se practica en nuestro país es profesional y legítimo. Gente que se dedica a exponer de forma elaborada sus argumentos ante la administración o el diputado de turno, explicando sus problemas y presentando soluciones alternativas. En gran medida hemos dejado atrás el lobby chapucero que se practicaba en nuestro país hasta hace unos años, a cargo de conseguidores que bordeaban el tráfico de influencias en sus conductas. Pero aún quedan resabios, que manchan la imagen del colectivo y provocan que esta actividad siga estando mal vista por los ciudadanos. Por eso, ellos son los primeros que saldrían beneficiados si se establecieran unas reglas de juego, cuyo incumplimiento incapacitara para el ejercicio de la profesión.
  3. No regular los lobbies no va a limitar su capacidad de influencia.Uno de los argumentos que más echan para atrás a muchos es aquel que establece que si regulamos los lobbies, estaremos abriendo las puertas del templo a los mercaderes, permitiendo que las grandes corporaciones y los más poderosos grupos de presión tengan el camino expedito para medrar con los poderes públicos en su propio beneficio. Pero es un argumento cínico y falso. Porque en ausencia de esa regulación, sucede que esos grupos de presión y grandes empresas ya son capaces de ejercer su influencia ante los poderes públicos. Simplemente que como no hay regulación no tenemos herramientas para controlar ese proceso. La solución no pasa por esconder la cabeza ante la realidad de que en España se realiza lobby, sino intentar dotarnos de herramientas que lo supervisen. Regular el lobby no va a servir para evitar la capacidad de influencia de los lobbies, como podemos ver estos días en Bruselas, a pesar de que allí esta práctica sí está fuertemente regulada, pero al menos sí que va a introducir una transparencia al proceso de la que aquí carecemos por completo.
  4. La regulación de los lobbies beneficiaría más a los que menos acceso tienen. Asociado al argumento anterior, se suele aducir que la práctica del lobby solo está al alcance de los más poderosos, aquellos con los suficientes recursos como para dedicar personas, medios y tiempo a tratar de influir en los poderes públicos. Y sin embargo, es justo al revés. Porque los poderosos no necesitan una regulación para garantizar su acceso a los políticos, y en cambio, los menos poderosos sí se podrían ver muy beneficiados.Si un secretario de Estado estuviera obligado a hacer públicos todos los contactos que ha tenido a la hora de realizar una legislación sobre hipotecas, y se viera que se ha reunido cinco veces con el presidente de la AEB, y ninguna con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la ciudadanía tendría elementos de presión para forzar a que se escucharan al menos los argumentos de todas las partes implicadas.
  5. Cada vez va a haber más lobby. Por dos motivos. Por un lado, porque los ciudadanos españoles poco a poco están comprendiendo que no basta con votar cada cuatro años y acudir a alguna manifestación, sino que es necesario estructurar canales de participación de la sociedad civil en la política, porque están comprobando que hoy en día si no haces política, te la hacen. Por otro lado, la crisis económica está provocando que la tarta a repartir entre los distintos grupos de presión haya menguado considerablemente, y eso significa que no todos los que antes recibían su porción del poder, ahora lo van a poder mantener, lo cual, inevitablemente agudiza su necesidad de establecer vínculos cada vez más estrechos con éste.
  6. Los PIGS de la opacidad. El lobby está regulado en EE.UU. desde 1946. Existe igualmente una regulación sobre la materia en la Unión Europea y en prácticamente todas las democracias avanzadas del continente europeo. Solo unos pocos países vecinos cuentan con semejante ausencia de regulación en este terreno: Grecia, Italia, Portugal... ¿también en esta cuestión queremos significarnos respecto de nuestros socios comunitarios? 
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En ¡Que vienen los lobbies!, que se publica el 20 de marzo, analizo todas estas cuestiones, y también trato aspectos relacionados, como la influencia que tiene la capacidad de una buena gestión de lobby sobre la competitividad de las empresas de un país, tal como explicaba el otro día María Rosa Rotondo, presidenta de APRI, en una columna de opinión en Cinco Días.

O la necesidad que tenemos de no caer en demagogias baratas al calor de la actualidad y apostar por una retribución digna de nuestros políticos, como la mejor manera de contar con profesionales competentes y que tengan la preparación y los incentivos que les permitan defender el interés de todos, como expone hoy Adolfo Barrena, coordinador de IU en Aragón, en una columna en El Periódico. 

A pesar de todos estos argumentos, sigo siendo escéptico sobre la voluntad de la clase política española para afrontar una verdadera regulación de los lobbies, porque, como explicaba el otro día Victor Lapuente en esta recomendable entrevista en el País, "es mucho más difícil reformar a los tuyos cuando esto puede implicar que pierdan privilegios".

Pero que sea difícil no quiere decir que no deba intentarse, porque es absolutamente necesario avanzar hacia una mayor transparencia en el proceso de toma de decisiones públicas. Hacer públicas las actividades de aquellos que pretenden influir en el Gobierno y el Parlamento no debería ser más que el ejercicio del derecho público de los ciudadanos a tener conocimiento de los asuntos públicos. En las relaciones entre los lobbies y los poderes públicos, todo aquello que se pueda hacer ha de poder contarse. Y si algo no se puede contar, es que no debería hacerse.





viernes, 15 de febrero de 2013

Lobby

Estos días, que se debate en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados la fase de enmiendas a la Ley de Transparencia, Acceso a la información pública y Buen Gobierno, diversas organizaciones que agrupan a entidades que realizan actividades de lobby, están haciendo eso mismo, lobby, ante sus señorías los diputados, para que se introduzca en dicha legislación una regulación sobre la actividad de los lobbies en nuestro país.

Así, el pasado día 12 compareció ante la propia Comisión de la cámara de diputados María Rosa Rotondo, presidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), y en su intervención abogó por la inclusión de una regulación en la ley de Transparencia como la mejor manera de luchar contra la corrupción y, al tiempo, dar seguridad a los políticos que mantienen contactos con estos colectivos.

En la misma línea, el día 14 se publicó en El País un artículo de Joan Navarro, Jordi Sevilla, Javier Cremades, Emilio Ontiveros y Carlos Solchaga, todos ellos integrantes del Foro por al Transparencia, y en el que defienden similares objetivos.

Y sin embargo, la gran mayoría de ciudadanos apenas ha oído hablar de este asunto, que una vez más vuelve a quedarse fuera del radar de la opinión pública, que solo parece tener ojos para Bárcenas y la declaración de la renta de Rubalcaba. Lo cual encaja a la perfección con la forma en que nuestra sociedad afronta la cuestión de los lobbies, con una mezcla de cinismo e hipocresía.

Nos ponemos una venda sobre la actividad de los lobbies porque nos parece que todo lo relacionado con ese mundo es turbio, o tiene mucho que ver con el tráfico de influencias, y por ello preferimos mirar para otro lado, o llamar con otro nombre lo que en otros países se define lisa y llanamente como lo que es: lobby.

No hay más que asomarse a las páginas de los periódicos, cualquier día del año, y comprobar que el lobby es una práctica extendida y habitual por parte de todas las empresas de este país. Echemos un vistazo a los de hoy: Ángel Acebes ganó casi 27.000 euros al mes como consejero de Iberdrola. El bufete Cremades ficha a José Bono para asuntos regulatorios.

Sucede por tanto que el lobby se realiza en España de una forma continuada e intensa, y sin embargo, la gran mayoría de la sociedad no es consciente de que esto es así, ni tiene mecanismos para controlar esas prácticas; a mayor abundamiento, como no existe en nuestro país ninguna regulación sobre los lobbies, es imposible para los ciudadanos dilucidar cuáles actividades son honestas y legitimas y cuáles no lo son.

Este tema me interesa tanto que he dedicado el último año a escribir un libro sobre él. Me lo publica Destino el mes que viene, y en él defiendo que la actividad de los lobbies no solo es legítima sino muy necesaria para configurar una sociedad civil participativa en las tareas que nos afectan a todos.

Pero también, que después de casi 40 años de democracia es imprescindible abordar de una vez por todas una regulación de los lobbies, que destierre para siempre las zonas de sombra donde algunos han aprendido a moverse, y que permita aportar al proceso de toma de decisiones un gran caudal de transparencia que, con suerte, contribuya a restituir la imagen de una actividad que a día de hoy sigue siendo absolutamente imprescindible: la Política, con mayúsculas.



La mejor garantía para contar con unos políticos competentes y honestos pasa por disponer de unos ciudadanos bien informados, interesados en comprender el proceso de toma de decisiones, y dispuestos a luchar en defensa de sus intereses.

Estos días se está viviendo en Bruselas una gran batalla política en torno a la directiva sobre protección de datos que está preparando la comisaria Reading. Algunos de las principales organizaciones de Lobby están utilizando todo su arsenal de presión, según algunos, de manera excesiva, para tratar de suavizar el contenido de la legislación en su propio beneficio.

Esto ha sido denunciado por una organización alemana de nuevo cuño, Lobbyplag, que se dedica a rastrear todas las propuestas de grandes corporaciones interesadas en el asunto (Amazon, Ebay, la Cámara Americana de Comercio) que han sido copiadas y pegadas textualmente por europarlamentarios, como enmiendas a la directiva.

Pues bien, este asunto, salvo contadas excepciones, está igualmente pasando desapercibido en la prensa española. El 70% de la legislación que se aprueba en el Congreso de los Diputados es una transposición de lo decidido previamente en la UE, y sin embargo a nuestros medios no parece importarle gran cosa. Es un síntoma de nuestra sociedad, y es también un ejemplo de todo lo que nos resta aún por avanzar en materia de transparencia.

¿Se imaginan el juego que daría un Lobbyplag español, con las enmiendas presentadas por diputados y senadores por encargo de empresas y otros grupos de presión? A veces incluso no solo por encargo, sino redactadas de puño y letra por ellos mismos, hasta el punto de llevar la enmienda el logo de la compañía...

Yo, por mucho que escandalice a algunos, he llegado a la conclusión que esas prácticas no son necesariamente malas, pues esas empresas tienen todo el derecho para defender sus propios intereses, siempre que lo hagan de forma que no infrinja la ley. Lo que es malo es la opacidad y la falta de herramientas con que los ciudadanos cuentan para informarse sobre esas prácticas que, créanme, suceden a diario en el Parlamento y en los ministerios del gobierno español.

martes, 12 de febrero de 2013

Dinamarca

Something is rotten in the State of Denmark, puso Shakespeare en boca de Marcelo. ¿Se referiría a sus bancos?

Pregunta: ¿Cuál es el país europeo que ha tenido que rescatar a más entidades financieras desde el comienzo de la crisis? Muchos se sorprenderán al saber que, efectivamente, se trata de Dinamarca, que ya ha intervenido más de una docena, el último hace tan solo unas semanas.

¿Cómo es posible, si la danesa es, en muchos aspectos, una economía modélica, que cuenta con un Estado del Bienestar al que nosotros no llegamos siquiera a acercarnos en nuestros mejores tiempos?  Piensen que el gasto público danés representa el 58% del PIB (más de 20 puntos por encima que España), ocupando así el número uno en el ranking de la OCDE por el tamaño del sector público. A Mitt Romney le daría un síncope de vivir en Copenhague. Las mujeres tienen un año de baja por maternidad, y la prestación por desempleo duraba hasta hace poco cuatro años. Con la crisis se han tenido que ajustar el cinturón, y la han reducido a la mitad.

Eso sí, en Dinamarca no hay ninguna seguridad laboral. Y no parece que les vaya mal, porque la tasa de desempleo es del 6,1%. Para los empresarios es prácticamente gratuito despedir a sus trabajadores. Y estos no se agobian porque tienen unas prestaciones por desempleo generosas y porque el Gobierno cuenta con unas políticas activas de empleo modélicas (lo contrario que las nuestras, que nos cuestan 7.000 millones al año y solo intermedian en el 1% de los nuevos puestos de trabajo creados).

Y entonces, si tienen una economía con la que nosotros solo podemos soñar, ¿qué pasa con sus bancos? Pues pasa que el sistema financiero danés presenta los mismos problemas que otros, como el holandés, que ya hemos analizado aquí. Que sufre una megalopatía de su mercado hipotecario que ha dejado a las entidades del país a los pies de los caballos con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Porque los daneses no son unos vagos mediterráneos del sur de Europa que se han dedicado a la fiesta y ahora sufren los efectos, como el discurso oficial que en algunas capitales del norte de Europa justifica nuestra crisis, y sin embargo, ellos están sufriendo igualmente la resaca de una gran burbuja inmobiliaria.

Durante los últimos 15 años, los bancos daneses se han convertido en máquinas de financiación de créditos hipotecarios, después colocados entre los inversores mediante cédulas. El mercado hipotecario danés se ha convertido así en el mayor del mundo en términos relativos al tamaño de la economía. Presenta un volumen de 600.000 millones de dólares, dos veces el PIB del país.



Los bancos daneses están pasando un periodo de grandes dificultades, y la situación se les ha empeorado con la prevista entrada en vigor de Basilea III, pues las nuevas normas contables limitan en el 40% el máximo de cédulas hipotecarias a contabilizar dentro de los activos líquidos de una entidad.

Comos las entidades danesas están hasta las cejas de cédulas, si quieren cumplir con Basilea van a tener que deshacerse de ellas y comprar otros activos de la máxima calidad, como la deuda soberana, pero como Dinamarca tiene poca deuda, no necesita acudir al mercado en grandes cantidades, con lo que los bancos tienen un problema serio de falta de capital. La alternativa para el país es no cumplir con Basilea III, pero eso pondría en peligro el acceso de sus entidades a los mercados mayoristas de financiación.

Y para terminar de complicar las cosas, el Banco Central del país, en un intento de evitar la apreciación de la corona danesa, ha situado el interés de los depósitos bancarios en negativo, para impedir que los inversores que huían del euro inundaran de fondos extranjeros el sistema local, y ello ha deprimido aún más la liquidez de sus bancos.

Dinamarca, eso sí, puede presumir de haber puesto en pie un sistema de resolución de esos bancos rescatados, que minimiza el coste para los contribuyentes de los rescates, mediante un bail-in, por el que los tenedores de bonos y accionistas cubren las pérdidas ocasionadas, y así, que quiebre quien tenga que quebrar.

domingo, 10 de febrero de 2013

Política Agrícola Común

Tras largas negociaciones y mucha escenificación, los líderes europeos han conseguido días atrás llegar a un acuerdo sobre los presupuestos comunitarios para los próximos siete años. Las nuevas cuentas recogen las llamadas a la austeridad de Angela Merkel y David Cameron, y suponen un serio tijeretazo en prácticamente todas las partidas de gastos.

Y sin embargo, por muy austeras que sean esas cifras, no hay cambios en lo que respecta a la distribución de las principales líneas presupuestarias, que siguen manteniendo las mismas peculiaridades. La principal de ellas es que, en esencia, las cuentas de la Unión no son lo que los 27 estamos miembros consideran como el gasto y la inversión más idóneos para el conjunto de la UE, sino un compendio de subvenciones y compensaciones a la carta, diseñado para dejar contento a unos y a otros.

Las principales partidas de gasto del presupuesto español se destinan a conceptos como las pensiones o las prestaciones por desempleo. En los demás países podemos observar que este tipo de líneas de gasto ocupan igualmente los primeros puestos. Pues bien, la principal partida de gasto en el presupuesto de la UE está destinada a la Política Agrícola Común (PAC), que representa la nada desdeñable cifra del 40% del total del gasto comunitario. Piensen que el medio agrario aporta el 2% del PIB de la UE, y el 5% de la fuerza laboral.



Y esto no es un fenómeno nuevo, sino que constituye una de las señas de identidad de la Unión. Desde la creación de la Comunidad Económica Europea, la agricultura ha sido siempre la mayor partida de gasto dentro del proyecto de integración europea. Su principal defensor, y también su principal beneficiario, es Francia, el país que más fondos recibe para subvencionar su agricultura (casi 10.000 millones de euros en 2010). Hay quien cree incluso que la PAC forma parte de las reparaciones de guerra acordadas secretamente entre Alemania y Francia.

A lo largo de estas décadas, en el continente han ido declinando y desapareciendo algunas industrias convertidas en poco competitivas por la emergencia nuevos mercados con precios más bajos, como las acereras, la minería de carbón o los astilleros. No es el caso de la agricultura, que se ha mantenido todo este tiempo gracias a las multimillonarias subvenciones recibidas a lo largo de todos estos años.  Europa, por cierto, no está sola en esta defensa de sus agricultores frente a la competencia de los países en desarrollo: un granjero europeo de media recibe solo la mitad de las subvenciones públicas que EEUU concede a sus agricultores.

Es verdad que parte de esa preeminencia agraria en el presupuesto de la UE se explica por el hecho de que es la única industria que se financia por completo a nivel comunitario, es decir, los estados miembros no dedican ningún euro adicional a sus respectivos sectores agrarios en sus propios presupuestos nacionales. Aunque eso no explica asimetrías en la ayuda agraria: en los últimos años se han incorporado a la UE diversos países del centro y este de Europa con industrias agrarias grandes, y en cambio no reciben ni de lejos el mismo tipo de subvenciones que Francia y otros veteranos del club.

Cierto, la PAC también sufre, por los acuerdos de la semana pasada, un duro ajuste del 13% en los presupuestos de los próximos siete años, (y a buen seguro el poderoso lobby agrario en Bruselas, Copa-Cogeca, intentará moderar ese recorte en el trámite europarlamentario) pero François Hollande ha podido definir el resultado del acuerdo como un gran éxito para su país, pues la política agraria sigue siendo, incluso en medio de la peor crisis económica europea en 80 años, la principal partida, y sobre todo, Francia ha conseguido evitar una radical reforma de las cuentas de la Unión que proponían algunos países, como el Reino Unido. El cheque británico negociado por Thatcher en los 80 se explica como una compensación a la subvención del campo francés.

Desde hace dos años está en marcha una propuesta de la Comisión para tratar de reformar algunos de los aspectos más ineficientes de la actual política agraria, empezando por el sistema de subvenciones, que beneficia sobre todo a terratenientes y grandes propietarios, en perjuicio de los pequeños agricultores. Pero dicha reforma va muy lenta y ni mucho menos tiene garantizado que verá la luz algún día.

Este es, soy consciente, un tema poco sexy, a mucha gente cuando ve una noticia sobre el sector agrario le entra una pereza enorme. Y es difícil que en España se analice la cuestión de forma crítica, pues nuestro país es, después de Francia, el segundo principal receptor neto de la PAC, con 7.000 millones en 2010. Pero deberíamos ser conscientes que, ahora que reclamamos a Berlín y a Bruselas un esfuerzo en forma de estímulo que nos ayude a remontar el vuelo, acabamos de sacrificar unas cuantas líneas de inversión pública comunitaria en sectores relevantes de la economía, como el transporte o las telecomunicaciones, a costa de mantener la política agraria.

sábado, 9 de febrero de 2013

Geoingeniería

El cambio climático hace tiempo que dejó de ser un debate científico con tintes ideológicos para convertirse en un problema real que pone en jaque el futuro de la humanidad; probablemente sea el reto más importante al que se enfrenta el planeta en este siglo XXI.

Existe consenso entre la mayoría de científicos en que el calentamiento causado por las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera en estos últimos 150 años es, a todos los efectos, irreversible. Es decir, incluso si se diera algo imposible, que apagáramos todas las fábricas y dejáramos aparcados todos los coches del planeta, y fuéramos de esta manera capaces de interrumpir por completo la emisión de gases, aún así, la elevada concentración de gases en la atmósfera que se observa actualmente persistiría durante unas cuantas décadas. Y lo que es peor, el calentamiento del planeta continuaría, inalterado, durante al menos mil años más.

solar geoengineering chart

Y por eso, hay cada vez más gente preocupada por esta dramática realidad, y están comenzando a plantearse mecanismos de emergencia para enfriar la tierra, que hasta hace poco habían sido considerados como cosas de científicos chalados, pero que están empezando a ocupar algunas de las mentes más brillantes del ámbito académico. Es el caso de la Gestión de la Radiación Solar, a través de la geoingeniería, entendida como la manipulacíon a gran escala del medio ambiente planetario para contrarrestar el cambio climático.

El MIT Technology Review dedica un extenso reportaje a la figura de David Keath, reputado científico de Harvard y una de lo de más destacados investigadores que están desarrollando posibles soluciones al vasto problema a que nos enfrentamos. 

La idea de Keath parece sacada de una película de ciencia-ficción. Consiste en organizar una escuadra de aviones a propulsión que se dediquen a volar, por turnos, de forma ininterrumpida, a una altura de 20 kilómetros sobre la superficie, en la baja estratosfera, dispersando minúsculas partículas de ácido sulfúrico. Dichas partículas se mezclarían con el vapor de la atmósfera, y de esta manera crearíamos de forma permanente una nube de aerosoles esparcida por toda la superficie del globo. Estos aerosoles formarían una barrera reflectora que devolvería parte de la luz solar al espacio y enfriaría artificialmente la tierra. 

La naturaleza ya es capaz de producir estos aerosoles de forma espontánea, en las erupciones volcánicas de grandes proporciones. Y está demostrado que esos fenómenos naturales contribuyen a enfriar el clima. Una de esas últimas grandes erupciones volcánicas, la del volcán Pinatubo en Filipinas, en 1991, provocó un enfriamiento de la temperatura del planeta en medio grado centígrado durante dos años. Ahora se trataría de crear de forma artificial las condiciones para ese enfriamiento. 

El mismo David Keath explica sus teorías en esta charla de TED. Según sus cálculos, al ritmo de avance del calentamiento climático, para el año 2070 sería necesaria una flota de 100 aviones, que tendrían que dispersar un millón de toneladas de ácido sulfúrico al año para contrarrestar las emisiones de efecto invernadero.

El propio científico reconoce que su propuesta cuenta también con una serie de inconvenientes enormes. Para empezar, no están claros los efectos secundarios que dicha alteración de la estratosfera podría provocar en nuestro planeta. Es posible que la creación de aerosoles enfriara la tierra pero a costa de debilitar aún más la capa de ozono. No se sabe a ciencia cierta tampoco qué impacto podría tener sobre los distintos climas de la tierra. 

Y luego están por supuesto, cuestiones de índole moral, ético, e incluso, geoestratégicos y de gobernanza global. A cambio de salvar nuestro planeta del calentamiento, ¿estaríamos preparados para modificarlo para siempre, para generar cambios cuyos efectos ignoramos por completo? ¿Estaríamos preparados, por ejemplo, para cambiar la tonalidad del cielo, que se volvería previsiblemente más blancuzco? ¿No estaríamos así enmascarando artificialmente los problemas del cambio climático? ¿Una vez que se pusiera en marcha dicho sistema, tendría éste que ser mantenido para siempre, debido a que una interrupción provocaría un aumento súbito de la temperatura del planeta? ¿Quién gestionaría dicho escuadrón de aviones, quién fijaría el termostato de la tierra, y a qué temperatura? ¿Podría esta tecnología ser usada como un elemento terrorista más?

Todas estas preguntas son pertinentes. Pero lo cierto es que el cambio climático está también alterando nuestro planeta en formas inesperadas y de las que no tenemos precedentes. Es evidente que la primera y más urgente tarea que debe asumir la humanidad entera es reducir las emisiones de dióxido de carbono en nuestra atmósfera. Pero hemos llegado a un punto en que ya ni siquiera eso es suficiente. Si queremos evitar los efectos más destructivos del cambio climático y salvar millones de vidas, debemos empezar a plantearnos esas otras preguntas, y a contemplar posibles alternativas. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Francia

Si un extraterrestre aterrizara de incógnito en Europa con la secreta misión de analizar el sistema de gobierno por el que se rigen los ciudadanos europeos, los equilibrios de poder, y las instituciones a través de las que se gobiernan los destinos del continente, es muy probable que al pobre alienígena le hubiera dado un síncope o hubiera pedido un traslado, dada la enorme complejidad del entramado burocrático de la Unión Europea.

Pero si hubiera perseverado, y dedicado el tiempo necesario a empezar a comprender los mecanismos de poder, no le habría hecho falta ser un extraterrestre muy perspicaz para darse cuenta de que la enorme crisis económica que atraviesa la Unión Europea está poniendo de manifiesto la irresistible e indisimulada supremacía de Alemania en el conjunto de países que forman la UE.

Los americanos, tradicionalmente, se han quejado siempre de no tener un único número de teléfono al que llamar cuando necesitan tratar un asunto urgente con los europeos, pero esa situación parece haber cambiado. En Berlín es, a ojos de todos, donde, en esta segunda década del siglo XXI, está situado ese teléfono, y su propietaria es la canciller alemana, Angela Merkel.  

Y sin embargo, ¿estamos completamente seguros de que esto es así a todos los niveles? Porque si ese alienígena hubiera mandado dicho informe a sus superiores, recomendando el exclusivo contacto con Berlín a la hora de tratar cuestiones europeas, probablemente estos días hubiera tenido que enviarles un anexo, al comprobar cómo otro país europeo, Francia, ha tomado la iniciativa internacional y ha liderado una operación militar en África, cosechando por el camino el apoyo de todo el planeta, y todo ello sin que Alemania haya dicho esta boca es mía.



Cuando Merkel habla los mercados se detienen y escuchan. Y al mismo tiempo, su país es una comparsa en el panorama geopolítico internacional; ya lo vimos el año pasado: cuando Francia y Reino Unido decidieron embarcar a una coalición de países para una intervención militar en Libia, Alemania se puso de perfil.

Son los problemas de analizar la política europea sin tener en cuenta la historia reciente, que, en el caso de estos países, juega un papel decisivo en la configuración de sus políticas exteriores. Porque puede ser cierto que Alemania es la locomotora económica europea, y que los deseos de Berlín son órdenes en las reuniones del Ecofin. Pero Alemania es una potencia económica castrada en su concepción de la política exterior y de defensa por los excepcionales acontecimientos vividos en ese país, y en todo el planeta, a mediados del siglo pasado.



Francia, mientras tanto, puede tener una economía que es una bomba de tiempo para el edificio institucional europeo, como la definía The Economist recientemente, y puede ser que la jibarización de la economía francesa haya convertido en un monopolio alemán el antiguo eje París Berlín. Y sin embargo, nuestro vecino del norte mantiene un perfil internacional y diplomático que no se corresponde con el tamaño de su economía.

¿Cuál es la explicación? Hay varias, en mi opinión. La primera de ellas tiene que ver con el carácter francés. En estos últimos 50 años, todos los ocupantes del Elíseo, del perfil político que fueran, han asumido con igual determinación los ideales de grandeur inculcados por el artífice de la V República, Charles De Gaulle.

Cuando el General asume el liderazgo tras la Guerra, el país se halla todavía en un estado colectivo de estrés post-traumático, a consecuencia de las horribles experiencias vividas en el conflicto. Francia era una nación  derrotada,  moralmente frágil y políticamente inestable. Y la respuesta del general fue envolverse en la bandera del nacionalismo y apelar a la excitación del orgullo patrio.

Francia podía estar derruida tras la guerra y necesitar los dólares americanos del Plan Marshall para sobrevivir, pero De Gaulle desempeñó en la escena internacional el papel de líder de gran potencia (aunque en la práctica ya no lo fuera) mediante gestos teatrales como el abandono temporal de la OTAN por su negativa a suspender las pruebas nucleares en el Pacífico. Francia ha sentido estas décadas la necesidad de compensar con una reafirmación de su propio status el complejo de impotencia de un país que otrora fuera un gran imperio internacional.



Ese espíritu ha anidado en el Elíseo desde hace décadas, incluso aunque sus ocupantes fueran dos personas tan distintas como aparentemente lo son Nicolas Sarkozy y  François Hollande (lo que ha tenido que rabiar Sarko, por cierto, al no haber sido él quien haya protagonizado ese momento "misión cumplida" a lo Bush experimentado por el lider socialista francés este fin de semana).

Un segundo factor tiene que ver con el hecho de que el mundo sigue estando regido por unas instituciones que se diseñaron tras II Guerra Mundial, cuando desde entonces muchas cosas han cambiado de forma radical. Así, algunos países vencidos en esa contienda sufren ahora una infrarrepresentación que no se corresponde con su peso actual. Es el caso de Japón y Alemania, segundo y tercer mayores contribuyentes a la financiación de la ONU en razón de su tamaño económico, respectivamente, y que sin embargo, no tienen un puesto permanente en el Consejo de Seguridad. Y en cambio Francia y Reino Unido, dos antiguas grandes potencias venidas a menos, mantienen derecho de veto en dicho Consejo, algo que no disfrutan ni aquellos países ni otras superpotencias emergentes como la India o Brasil.

Y un tercer factor está relacionado sin duda con el carácter de antigua potencia colonial de Francia. Los británicos habrían mostrado la misma determinación por llevar la iniciativa internacional en esta parte de África, pero si ha sido Francia la que ha tomado las riendas de este conflicto concreto en Malí, ello se debe a que el Magreb es una región para la que París fue su metrópoli hasta los años 60 del pasado siglo.

De hecho, estas operaciones militares en África, la de Libia del año pasado y especialmente ésta en Mali, están constituyendo una excepcional campaña de relaciones públicas gala, que puede servir para cerrar heridas históricas en la región, como el trauma de la sangrienta independencia de Argelia o el bochorno franco-británico en Suez.

Es decir, que, para no pillarse los dedos, además del de la cancillería en Berlín, casi mejor que nuestro extraterrestre incluyera en su informe los teléfonos de alguna capital europea más, como París o Londres.