martes, 25 de junio de 2013

Croacia

A partir del lunes que viene, la Unión Europea dejará de ser un club compuesto por 27 miembros. El número 28 de esta organización lo va a conformar Croacia. El país balcánico se convierte, tras Eslovenia, en  la segunda república de la antigua Yugoslavia que entra a formar parte de la UE. El proyecto de integración europea sigue envuelto en el terreno de las dudas existenciales y económicas, pero para los vecinos de fuera, sigue representando una aspiración nacional.



Con motivo de esta última ampliación del mayor bloque económico del planeta, Eurostat ha sacado esta mañana un especial en el que pasa revista a las principales cifras del país cuna de Drazen Petrovic y Dino Radja.

 

Los cuatro millones de croatas unen así sus destinos a los 502 millones del resto de integrantes de la UE. Para Croacia, con un pib per capita de 14.000 dólares (22.000 en España) y una tasa de paro cercana al 20%, su incorporación a la Unión Europea supone algunas ventajas, como el acceso a 11.000 millones de euros en fondos de cohesión que ya están especialmente designados para el país balcánico, la oportunidad de atraer inversión extranjera (solo 624 millones el año pasado, frente a 20.000 millones en España) o la mayor facilidad de acceso al país para los turistas europeos.

Pero tiene también sus inconvenientes. Por ejemplo, una parte considerable de las exportaciones croatas se dirigen a otras ex repúblicas yugoslavas como Serbia o Montenegro, que ahora verán cómo se instalan barreras arancelarias, hasta ahora inexistentes, entre los miembros de fuera y de dentro del bloque económico. Los croatas también miran con recelo la situación de Eslovenia, antiguo alumno modelo en el terreno económico, y que actualmente intenta esquivar la suerte de Chipre.

Sea como fuere, lo cierto es que este fin de semana, por una vez y sin que sirva de precedente, Barroso, Van Rompuy y su troupe tendrán por fin un motivo real para celebrar.

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