viernes, 1 de febrero de 2013

SNS Reaal

Hemos aceptado como válido un relato de la crisis financiera en Europa, según el cual los países del norte supieron llevar a cabo la reestructuración de sus sistemas financieros hace cuatro años, cuando se desató lo más severo de la crisis en EEUU, y en cambio en España nuestras autoridades no supieron o quisieron actuar a tiempo y ahora están pagando las consecuencias.

Puede haber algo de verdad en esa afirmación, pero contiene también elementos de falsedad, pues da por hecho que todos los factores políticos y económicos son idénticos en los distintos países aquejados por problemas bancarios, cuando no es así en absoluto.

La noticia conocida hoy, según la cual las autoridades holandesas han nacionalizado la cuarta entidad financiera del país, SNS Reaal, para evitar su quiebra, viene a introducir también matizaciones a esa verdad asumida por casi todos.



Porque resulta que hoy (en febrero de 2013 y por tanto más de cuatro años después de los rescates de la banca del norte de Europa) el Gobierno holandés va a aportar 3.700 millones de todos los contribuyentes del país para rescatar esta entidad, la Samenwerkende Nederlandse Spaarbanken, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX.

El estado va a inyectar 2.200 millones directamente en el capital de SNS, y va a perdonar otros 800 millones que la entidad debía de la anterior ronda de ayudas del año 2008, cuando el negocio holandés de ABN Amro, controlado por Fortis, ya fue nacionalizado, e ING fue igualmente reflotada con dinero público.

De los cuatro principales bancos del país, (ABN Amro, SNS Reaal, ING y Rabobank) los contribuyentes holandeses controlan ya los dos primeros. El año que viene, el Gobierno holandés tiene previsto cobrar a estas cuatro entidades un impuesto conjunto extraordinario de 1.000 millones de dólares como compensación por los daños ocasionados a las arcas públicas. A diferencia de lo sucedido en EEUU, la intervención pública para salvar entidades financieras de hace cuatro años lleva camino de saldarse con pérdidas significativas para el Tesoro holandés, y por ende, para todos los contribuyentes del país.

Al menos en esta ocasión Holanda ya ha aprendido la lección, y en virtud en una ley aprobada el año pasado, los inversores van a contribuir a la intervención de SNS, de forma que sus accionistas y bonistas van a ver cómo se evaporan sus participaciones en la compañía.

Es cierto que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria española ha jugado un papel relevante en el hundimiento de SNS Reaal, pues solo en el último año ha registrado pérdidas de 2.300 millones de euros en su negocio inmobiliario internacional, la mayor parte de ellas procedentes de promociones en nuestro país. Pero no es menos importante que el mercado hipotecario holandés presenta una serie de anomalías que se están demostrando como una losa para la economía del país en el momento actual, como muy bien explica Beatriz Navarro en este interesante post.

Esperemos que al menos esta experiencia le sirva al ministro holandés de finanzas, Jeroen Dijsselbloem, a la sazón nuevo presidente del Eurogrupo, para afrontar las cuestiones relacionadas con el programa de ayuda financiera al sistema bancario español con algo de comprensión.

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