viernes, 21 de septiembre de 2012

Pensiones

Cuenta la prensa que el Gobierno está estudiando tocar las pensiones como parte del paquete de medidas que tiene previsto anunciar la semana que viene y que Economía confía en que sirvan para satisfacer la condicionalidad que sin duda nos va a exigir Bruselas a cambio del rescate.

 El problema de las pensiones no es económico, sino demográfico. La brusca reducción de la tasa de natalidad en estas últimas décadas, sumado al progresivo aumento de la esperanza de vida al nacer, condicionan la estructura actual y futura de la pirámide poblacional española.

De esta manera, el colectivo de más de 65 años va a ir ganando progresivamente peso en el total de la población, mientras que la base de la pirámide se está estrechando como resultado de tasas de natalidad por debajo de las tasas de reposición. Como consecuencia, el perfil de la estructura por edades de la población se está transformando desde su forma piramidal actual hacia una forma más parecida a un pilar.

Los más de seis millones de inmigrantes que se han incorporado a la población española en la última década nos permiten retrasar el proceso, pero en ningún caso cambian su dinámica, que avanza inexorable: De acuerdo con las proyecciones demográficas de Eurostat, la tasa de dependencia (población mayor de 65 años sobre población en edad de trabajar) se podría más que duplicar entre 2008 y 2050, desde el 24% actual hasta casi el 59% en 2050. Es decir, que el ratio de personas en edad de trabajar frente a personas mayores de 70 años, que actualmente es de 5,5, en 2050 está previsto que baje a 2,25.

Pues bien, hay que tener en cuenta que las pensiones representan el principal capítulo de gasto público de los presupuestos (115.825 millones de euros en los PGE de este año). Si aplicamos los modelos demográficos arriba expuestos, estamos hablando que en 2050 esta partida de pensiones se habría duplicado, es decir, nos gastaríamos cerca de 250.000 millones de euros en pensiones. En esas condiciones, es fácil concluir que el sistema va a entrar en déficit tarde o temprano.

Es más, según la OCDE, la tasa de recambio en la pensión (que compara el valor del ingreso que obtiene el pensionista con respecto a los ingresos obtenidos durante su vida laboral) situaba a España, con una tasa del 81,2% solo por detrás de Luxemburgo y Holanda, y muy por delante de la media de la OCDE, en el 57,3%. Es decir, que nuestro sistema de pensiones es generoso.

La reforma aprobada el año pasado constituyó en este sentido un gran avance hacia la sostenibilidad del sistema. En aras del consenso social, se optó eso sí por una aplicación muy gradual de su aplicación (aunque se estableció un principio de sostenibilidad, el sistema podría irse afinando en consonancia con la esperanza de vida a partir de 2027).

El problema es que la reforma mitiga, pero no soluciona por completo las amenazas pendientes sobre la viabilidad de las pensiones futuras. Y en el momento actual, con el país al borde del rescate y con la exigencia europea de que aprobemos nuevas reformas estructurales que garanticen la sostenibilidad de las cuentas públicas, entra dentro de lo racional que se contemple adelantar la aplicación del retraso en la edad de jubilación.





No hay comentarios:

Publicar un comentario