jueves, 20 de septiembre de 2012

Rescate

Hay tanto ruido y tantas declaraciones interesadas que para el lector medio se hace difícil comprender qué  significa cuando en la prensa se habla de un posible rescate de España.
Para empezar, sería bueno explicar que es improbable que nuestro país se vea sometido a un rescate completo, como el que han vivido Grecia, Portugal e Irlanda. Y esto es así por una razón de peso; de peso económico de España, se entiende.
Los rescates de esos países han supuesto en primer lugar su exclusión del mercado, es decir, sus Tesoros han dejado de emitir deuda (porque no eran capaces de hacerlo o lo hacían a precios imposibles de asumir) de forma que sus necesidades de financiación adicionales las provee desde ese momento el resto de los socios de la Unión Europea. En el caso de España, cuya economía es más grande que las de esos tres países juntos, y que cuenta con una deuda en circulación superior a los 800.000 millones de euros, esa tarea se presenta demasiado formidable para las espaldas de nuestros vecinos.
Pero el caso es que ayuda, lo que se dice ayuda, sí que necesitamos, porque con la senda explosiva de nuestra deuda, (que estaba en el 36% en 2007, hoy sobrepasa el 75% y en 2014 puede llegar al 100% según el BCE), la recesión económica y desplome de ingresos asociado a ella, la ausencia de perspectivas de crecimiento en el horizonte, y sobre todo, el inasumible coste de financiación de nuestro sector privado debido entre otras razones a la situación del sector financiero, hemos llegado a un punto en el que verdaderamente no podemos salir de este agujero sin ayuda externa.
Por eso, cuando estos días se oye hablar de rescate, en realidad de lo que se está hablando es de utilizar uno de los diferentes mecanismos que se han creado en Europa estos últimos meses para hacer frente a las dificultades financieras de los socios comunitarios. Veámoslas:

1.- Compras en el mercado primario de deuda
Consiste en que el FEEF/MEDE (que son el fondo europeo de estabilidad financiera, temporal y actualmente en vigor, y su sustituto, pendiente de activación, el mecanismo europeo de estabilidad, de carácter permanente) y el BCE acudan a las subastas del Tesoro y compren nuestra deuda.
Probabilidad: Reducida. Por las razones explicadas más arriba, porque este tipo de actuaciones está pensado para países con programas de rescate completos y que están a punto de reingresar al mercado.

2.- Seguro de primera pérdida. Es una "aplicación" de la medida anterior, que consiste en ofrecer una garantía comunitaria sobre un porcentaje de cada emisión del Tesoro (entre el 20 y el 30%), de forma que los inversores que acudan a las subastas tienen cubierto pérdida sobre ese 30%. Es una forma de atraer a los inversores a comprar deuda del país.
Probabilidad: Reducida-Media. Podría ser utilizada en combinación con otras actuaciones, descritas a continuación, aunque no es muy previsible.

3.- Compras en el mercado secundario de deuda
Se trata de que el FEEF/MEDE y el BCE compren bonos y letras del Tesoro, pero no en el momento de su emisión, sino en el mercado, ya que toda esta deuda emitida se negocia entre los inversores igual que la renta variable.
Probabilidad: Media-alta. Esto permitiría reducir los tipos de interés de nuestra deuda, y podría ser efectiva combinada con otra actuación adicional, que se verá a continuación. En contra de esta medida juega el hecho de que en teoría solo es para países sin problemas de solvencia bancaria. Existían dudas también sobre la potencia de fuego de esta medida, ya que los fondos europeos solo cuentan con 500.000 millones de euros, pero esto ha quedado despejado después de que Mario Draghi se haya comprometido a hacer "lo que sea necesario".

4- Líneas de crédito precautorio
Sirven para hacer frente a dificultades transitorias de financiación, y para ahuyentar temporalmente el acoso a los mercados mientras la economía en cuestión toma las medidas necesarias para su estabilización. Pueden ascender al 10% del PIB del país (100.000 millones en el caso de España).
Ahora bien, hay dos variantes; por un lado la línea de crédito precautoria condicionada (PCCL por sus siglas en inglés) y la línea de crédito precautoria ampliada (ECCL). La primera es solo para países cuya situación financiera y económica es sólida, mientras que la segunda es para aquellos que incumplan estas condiciones: tener una deuda sostenible, respetar compromisos de reducción de desequilibrios macro, financiarse en los mercados sin problema y no tener problemas de solvencia bancaria.
Probabilidad: Muy alta. En concreto, la ECCL, la versión ampliada, que se adapta como un guante a las necesidades actuales de España, aunque probablemente vaya acompañada de un impulso precio del BCE /MEDE mediante compras de deuda secundaria para rebajar los costes de financiación de nuestra economía.

La prensa habla hoy de la posibilidad de que se pudiera utilizar el remanente de los 100.000 millones concedidos en el rescate bancario para no tener que pedir más ayuda financiera a nuestros socios, que evitaría así el desgaste político al Gobierno de pasar por un nuevo proceso de rescate.
La idea es tentadora pero considero que poco probable. Si Bruselas se caracteriza por algo es por su falta de cintura para estos temas. Los europeos del norte tienen una gran inclinación hacia el escrupuloso cumplimiento de los protocolos y acuerdos firmados, y eso supone que les costaría mucho firmar un cheque para una cosa y que luego se utilizara para otra. Desde luego en caso de ser factible el Gobierno no se ahorraría sin duda la firma de un nuevo memorandum of understanding que incluirá  por supuesto condicionalidad y supervisión estricta de la política económica. Eso, por desgracia, es ya inevitable.
Pero además, por mucho que sobraran 50-60.000 millones de la banca, es complicado que esa cantidad fuera suficiente para convencer a los mercados de que España cuenta con un arsenal de ayuda suficiente, y seguro que testarían esas resistencias tarde o temprano.



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