viernes, 28 de septiembre de 2012

Presupuestos

Cosas que me han gustado
  • Esta fantástica presentación con el balance y el plan de reformas estructurales que el Gobierno tiene previsto aprobar en los próximos meses. En concreto, las primeras 22 páginas, elaboradas por Economía, son un certero y lúcido análisis sobre las causas que están detrás de los problemas que nos afligen actualmente, y un resumen de las fortalezas con que cuenta nuestro país para salir del atolladero, como sin duda tarde o temprano terminaremos haciendo. ¿Por qué no está este documento traducido ya al inglés y distribuido entre los inversores internacionales?  
Cosas que no me han gustado
  • Que el Gobierno haya mantenido inalteradas las previsiones para el año que viene incluidas en el cuadro macro, sobre el que se han elaborado los presupuestos. Cuando el FMI te está dando una previsión de crecimiento en 2013 del -1,2%, S&P's del -1,4% y la CEOE del -1,6%, que el Ejecutivo base la previsión de ingresos y gastos en función de una estimación del -0,5% pone bajo sospecha la credibilidad en el cumplimiento de los objetivos de consolidación fiscal. Y es una pena, justo ahora que estoy empezando a creerme que quizá este año no nos desviemos tanto después de todo.
Cosas que me han gustado
  • Que se vaya a aprobar una Ley de Servicios Profesionales, esperemos que similar a la que el Gobierno anterior intentó desarrollar y tuvo que guardar en un cajón por la abierta oposición de los sectores afectados, los colegios profesionales, y estoooo, la falta de apoyo del principal partido de la oposición. Esta es sin duda una gran noticia porque la de los servicios profesionales es una de las reformas que efectivamente pueden mejorar la competitividad de la economía española, además de incrementar el PIB en cerca de un punto porcentual en el crecimiento potencial a largo plazo. Es una de las recomendaciones habituales de todos los organismos internacionales, y debemos congratularnos porque De Guindos haya conseguido convencer al presidente para que la incluya. Prepárense eso sí para la guerra frontal que le van a organizar los colegios profesionales. 
  • Me ha gustado por supuesto el anuncio de creación de una oficina independiente de control fiscal, otra de las sempiternas recomendaciones internacionales. Esperemos eso sí que no se quede en un mero apaño estético, y se cree una autoridad verdaderamente autónoma que sea capaz de sacar los colores a los distintos gobiernos respecto de la ejecución presupuestaria, a imagen y semejanza de la americana Office of Management and Budget o de la británica Office for Budget Responsibility.
Cosas que no me han gustado
  • Que el Gobierno sigue adelante con el engendro de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, organismo regulador único anunciado a bombo y platillo a principios de año, y que en los últimos tiempos parecía que podía ser enviado a la papelera tras la catarata de críticas recibidas a su diseño, tanto desde Bruselas como desde los propios organismos reguladores sectoriales. La idea del Gobierno era agrupar a todos los reguladores (energía, comunicaciones, postal y ferroviario) con la Comisión de Competencia, lo que supondría toda una anomalía en Europa. El diseño de este macroregulador se inspira en las propuestas recogidas en un informe elaborado por una gran consultora internacional, que a su vez fue encargado a ésta por una gran empresa de telecomunicaciones, de referencia en el sector. Se da la circunstancia de que el nuevo regulador propuesto ve seriamente mermadas las competencias en algunas áreas, entre ellas, ejem ejem, las telecomunicaciones.    
  • No me ha gustado tampoco ni un pelo el gol que Industria ha conseguido meterle a Economía con la nueva subvención pública (es decir, utilización de recursos públicos en un momento en que se recortan derechos sociales de todos) a la compra de un bien que no es de primera necesidad como el automóvil... (¿subvencionamos la compra de camas, neveras u ordenadores? No, pero se me dirá, es que la industria del automóvil emplea a mucha gente en España y se pueden perder los puestos de trabajo. Pues por esa regla de tres, ¿por qué no subvenciar a los promotores inmobiliarios?)
Cosas que me han gustado
  • Que estas medidas inmediatamente hayan recibido el respaldo de la Comisión Europea mediante una nota de prensa del comisario Olli Rhen, que es eficiente pero no tanto como para tener listo en media hora un extenso comunicado alabando las iniciativas del Gobierno español sin conocer antes su contenido. Es obvio que la reacción de Bruselas estaba pactada e invita a pensar que lo que hemos visto hoy no es más que una escenificación teatral, en la que unos juegan a pensarse si piden o no un rescate (y mientras aprueban las medidas que se les exigirán una vez se pida dicho rescate) y los otros hacen como que se lo creen, como si aquellos realmente tuvieran la opción de elegir... Y eso es una buena noticia porque cuanto antes pidamos el rescate más cerca estaremos de llegar a una solución que nos permita reducir los costes de financiación de nuestra economía de forma duradera, que es la auténtica losa que nos está aplastando ahora mismo, y cuya eliminación nos permitiría recuperar impulso y tener opción de retornar a la senda del crecimiento.
Cosas que no me han gustado
  • No sé, me da la sensación que se esperaba un poco más que lo anunciado hoy por parte del Gobierno. No me refiero a más austeridad como la que está dejando en los huesos nuestro gasto público, por supuesto, pero sí más medidas concretas de aplicación inmediata; las reformas anunciadas están bien, pero aún pertenecen al terreno de la promesa, deben aún desarrollarse y detallarse. Falta quizá también una idea coherente acerca de cuál es la postura del Gobierno ante el que es sin duda el mayor desafío económico al que se enfrenta España en los próximos 24 meses: la pulsión entre una necesidad de acometer una racionalización de las estructuras del Estado de acuerdo con la situación económica en que nos vamos a mover en la próxima década, por un lado, y la fuerza centrífuga que se vive en determinadas partes del país, por otro. 
  • Y por supuesto, tampoco me ha gustado la medida menos esperada de las anunciadas, la decisión de utilizar el Fondo de Reseva de la Seguridad Social para pagar las pensiones de este año. No niego que la jugada es hábil por parte de Rajoy, que se escabulle así de tener que optar entre sus votantes y sus socios europeos en un tema que se había convertido en un termómetro sobre el verdadero compromiso del presidente a hacer lo que fuera necesario para equilibrar las cuentas de la economía española. Pero el problema es que el Fondo se creó ante la previsión de un problema demográfico estructural, al que la sociedad española se va a terminar enfrentando en el plazo de unas décadas: la insostenibilidad del sistema, a causa del progresivo aumento de pensionistas frente al de trabajadores como consecuencia del envejecimiento de la pirámide de población. En cambio, Rajoy está echando mano de 3.000 millones de ese fondo para solventar un problema coyuntural de falta de liquidez con que pagar la revalorización de las pensiones durante un año. Eso es hacerse trampas al solitario. A los veinteañeros que se jubilen en el 2050 habría que explicarles que Rajoy acaba de escaquearles 3.000 millones para quedar bien políticamente.






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