martes, 2 de octubre de 2012

Bancos

Si damos por bueno el resultado de las pruebas de esfuerzo realizadas por la consultora Oliver Wyman a la banca española, y anunciadas el pasado viernes, podemos concluir que el 63% de las entidades financieras del país están sanas y serían capaces de aguantar incluso una situación aún bastante más adversa que la actual. Es decir, casi dos terceras partes del sistema bancario español goza de una salud de hierro. 

Y yo entonces me pregunto: si esto es así, ¿por qué llevan todas las entidades españolas, todas, las buenas y las malas, más de un año sin prácticamente acceso a los mercados para financiarse en condiciones normales? (con las consecuencias que esto está teniendo sobre la financiación de empresas y particulares, y en definitiva, sobre la capacidad de crecimiento de la economía española)
Las razones básicamente son dos. Por un lado, hay muchos a los que el agujero de 53.000 millones anunciado les sigue pareciendo pequeño, y hay quien sigue sembrando dudas sobre si realmente las pruebas de esfuerzo han servido para disipar realmente las sospechas sobre la fortaleza de la banca española. 

Muchos de estos argumentos se sustentan sobre una premisa equivocada: parten de la idea de que, puesto que España e Irlanda son dos países que han vivido una gran burbuja inmobiliaria que después ha estallado, y han terminado pidiendo el rescate para sus sistemas financieros, los comportamientos de sus variables económicas deben ser idénticas en todos los aspectos. Por ejemplo, puesto que los precios inmobiliarios en España han caído la mitad que en Irlanda, muchos concluyen: en nuestro país aún queda la mitad del ajuste por hacer, y por eso el agujero de la banca puede ser mucho mayor de lo reconocido.

Pero, ¿tiene algo que ver el mercado inmobiliario español con el irlandés? En absoluto. En especial, por dos razones. En España en los últimos 15 años la población se ha incrementado en más de 6 millones de personas como resultado de la inmigración, hecho que no se ha producido en Irlanda. Si ahora el ajuste de los precios se tuviera que ajustar a niveles de los 90 como ha ocurrido en ese otro país, significaría asumir que todo el incremento de los precios de estos años se ha debido a la burbuja, y no ha influido en absoluto el aumento de la demanda producido por una mayor población.

No solo eso. España es una potencia turística que le convierte en atractivo como segunda residencia o lugar para pasar la jubilación de muchos europeos del norte (alemanes, británicos, escandinavos) que deciden comprar una vivienda en la costa Mediterránea, y mientras tengamos sol y playa (y pertenezcamos a la UE) esa situación no va a variar demasiado, y desde luego no es un fenómeno que haya experimentado Irlanda. 

La segunda razón es las más dura de asumir: nos hemos buscado nosotros solitos la incapacidad de nuestros bancos para operar en condiciones normales. En demasiadas ocasiones las disputas políticas entre unos y otros han transmitido al exterior la imagen de que la banca española estaba mucho peor de lo que parecía. El caso de Bankia ha hecho mucho daño porque ha dado la sensación que era la norma, cuando, como se ha demostrado en los tests, era el único banco sistémico con verdaderos problemas. Hemos dejado que unas pocas manzanas podridas extendieran la sospecha sobre el resto. 

Y así, hemos terminado pidiendo una ayuda económica por una cantidad que según reconoce el propio Gobierno no será superior a los 40.000 millones para socorrer a nuestros bancos. Estoy absolutamente convencido que si se hiciera este mismo ejercicio, con el mismo rigor, a los sistemas financieros de otros países del core europeo, la cifra resultante sería indudablemente mayor que esos 40.000 millones.

Recuérdese que en el RD del FROB en junio de 2009 ya se avanzaba que el organismo contemplaba unas necesidades máximas de financiación para sustentar al sistema bancario de 90.000 millones de euros. Para este viaje, ¿necesitábamos estas alforjas?

Atentos al informe Liikanen

Una nota al pie sobre este mismo sector. Existe mucha expectación hoy en Europa por conocer el contenido  del informe con las recomendaciones de reforma a larzo plazo del sistema bancario europeo que ha elaborado un grupo de expertos dirigido por el gobernador del banco central finlandés, Erkki Liikanen (y en el que ha participado el ex secretario de Estado de Economía José Manuel Campa).

Las dos principales recomendaciones van a ser, por un lado, el pago de los bonus de los banqueros mediante bonos de deuda, en lugar de acciones o efectivo, con el objeto de desincentivar la toma de decisiones excesivamente arriesgadas o centradas en el corto plazo. La otra sugerencia (no vinculante) sin duda puede levantar ampollas en el sector: la obligación de escindir el negocio minorista del de banca de inversión, de forma que las apuestas arriesgadas del segundo no puedan poner en peligro la supervivencia del primero. Veremos. 

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