viernes, 21 de diciembre de 2012

Bolsas y Mercados

Ha pasado bastante desapercibida en España la compra de la Bolsa de Valores de Nueva York por parte de un mercado rival, el Intercontinental Exchange (ICE). Y sin embargo, la operación me parece relevante, no solo por su tamaño, que, con más de 8.000 millones de dólares, la convierte en una de las más importantes de los últimos meses, ni tampoco por el hecho de que la institución absorbida tenga más de dos siglos de historia, sino por las consecuencias que se pueden extraer de esta adquisición, y que se pueden resumir en la siguiente cuestión: ¿Ha dejado de ser rentable la negociación de acciones en la bolsa?



Me explico. Resulta bastante chocante que ICE, propietaria de un mercado con sede en un sitio tan poco glamuroso (en relación con las finanzas) como Atlanta, y fundada hace tan solo 12 años, vaya a ser la nueva dueña de una institución creada poco después de la Revolución francesa, en el año 1792. Y que además pase a controlar Euronext, un mercado electrónico que gestiona las plazas de París, Amsterdam, Bruselas y Lisboa.

Sucede que ICE, aunque sea una empresa de la que pocos han oído hablar, en realidad, posee una gran ventaja competitiva con respecto a otros mercados: a esta empresa le traen sin cuidado los mercados de valores, pues su apuesta inequívoca es por el mercado de derivados. En concreto, en el Intercontinental Exchange se intercambian derivados de materias primas. Y el auténtico objetivo con la compra del NYSE no es dotarse de un parqué icónico, el de Wall Street, que más allá de su valor como atracción para turistas, ofrece ya poca rentabilidad a sus gestores, sino acceder al Liffe, el mercado de derivados financieros con sede en Londres y controlado por NYSE Euronext.

¿Y esto por qué? Pues porque ya hay muchos mercados de valores en todo el mundo, y la realidad es que casi ninguno gana mucho dinero. En cambio, hay pocos mercados de derivados, y éstos son enormemente rentables. No es casualidad que el actual presidente de Goldman Sachs comenzara su carrera como un corredor de derivados de materias primas.

Cada vez se realizan menos transacciones en los mercados de acciones, y más en los mercados de derivados. Más aún, como explica Felix Salmon, los propios traders bursátiles se están convirtiendo ellos mismos en mercados de acciones, que controlan, al margen de los mercados oficiales, la negociación bursátil mediante borrosas entidades que parecen tomar su nombre de una novela de Tolkien: lagunas oscuras.

Es decir, que la negociación en las bolsas de todo el mundo se ha convertido en una industria de prestigio pero muy poco rentable, como demuestra el hecho de que los grandes bancos están desmontando sus estructuras de trading en acciones, que los hedge funds por lo general evitan todo lo que tenga que ver con equities, y que los propios inversores minoristas, castigados por la situación económica, cada vez están menos interesadas en las acciones.

Esta tendencia de declive en la negociación de valores bursátiles la podemos constatar en el informe de resumen del año recientemente publicado por BME, operador de la bolsa española. En él (pág. 39) se atribuye a este año un volumen de negociación en el entorno de los 700.000 millones de euros, bien lejos de los 1,6 Billones que se negociaron justo antes de la crisis, en 2007.

Las bolsas están en crisis, pero de ahí a asumir que estamos ante el final de la negociación bursátil hay un trecho, no nos vaya a ocurrir como a esta memorable portada de Businessweek, del año 1979...

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