lunes, 15 de octubre de 2012

Consejo Europeo, gestión de expectativas

A la espera de conocer lo que ocurra en la Cumbre de Otoño que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países miembros de la Unión Europa, que se celebra a partir del jueves en Bruselas, si lo que está esperando es mayor certidumbre y claridad de cómo se van a resolver los asuntos más urgentes que atenazan a nuestro continente, me temo que va a salir bastante defraudado.

Las reuniones del Consejo Europeo de mitad del semestre son deliberativas, no tienen carácter decisorio. Y sin embargo, dado lo excepcional de la situación, había depositadas serias esperanzas de que la cumbre sirviera para continuar con los importantes avances en materia de integración cosechados en la anterior reunión de junio, al tiempo que se clarificaran los malentendidos surgidos en torno a algunos aspectos de lo acordado allí.

Los medios anglosajones llevan más de tres años manoseando una expresión que, de tan usada, se ha convertido casi en un sinónimo ya de la crisis europea: Europe is kicking the can down the road. Es decir, en vez de tomar las decisiones que serían necesarias, los europeos nos dedicamos a pegarle una patada al problema y postergar su resolución para más adelante, mediante parches y componendas que sólo sirven para taponar las vías de agua por un tiempo limitado.

Pueden estar seguros que a partir del domingo habrá en esos mismos medios de comunicación nuevas apelaciones al manido topicazo. Porque ninguno de los cuatro grandes asuntos que se van a tratar en la cumbre van a quedar mínimamente resueltos:

España: Somos los grandes protagonistas de la Cumbre, les hemos usurpado ese dudoso honor a los griegos y al resto de los países rescatados. Sigue existiendo una presión enorme para que España pida el rescate, y sin duda el asunto será tema estrella de la reunión de mandatarios. No obstante, Rajoy aún no está dispuesto a dar el paso. El rescate tampoco será este fin de semana.

Grecia. Al país le queda un mes para entrar en quiebra si no recibe el próximo tramo de ayuda de la Troika, por lo que una discusión sobre los avances realizados por el gobierno de Samarás ocupará con seguridad uno de los puntos centrales de la Cumbre. Pero la decisión al respecto no se espera hasta noviembre, por lo que esta semana no sabremos aún si hay nuevo salvavidas heleno.

Unión Bancaria. Ha quedado claro que Alemania ha ganado la partida en su batalla contra Bruselas (y España) en su empeño por retrasar la puesta en marcha del supervisor bancario, requisito indispensable para la recapitalización directa de la banca. El propio Draghi lo ha reconocido, al admitir que no es plausible una unión bancaria efectiva antes de 2014. Eso le quita a esta Cumbre bastante de la urgencia y de la importancia que los propios líderes le habían concedido con su compromiso de tener en pie el supervisor para enero próximo.

Austeridad/Crecimiento. La reunión del FMI en Japón y su informe del WEO han servido para poner de manifiesto la posición cada vez más minoritaria que está asumiendo Berlín con su contumaz apuesta por la austeridad a cualquier precio, incluso a pesar de las crecientes evidencias de los efectos indeseados que esta política está generando en algunos países europeos. Es muy probable que el presidente Hollande utilice esta reunión para volver a poner bajo los focos sus propuestas pro-crecimiento, si bien es igual de previsible que la respuesta alemana será la habitual: Nein.

Y sin embargo... esta cumbre no va a resolver ninguna de todas esas cuestiones, pero puede suponer un escalón imprescindible para su resolución:

- Es verdad que el rescate de España no se va a solicitar este fin de semana, pero yo sí creo que ya no hablamos de meses, sino de semanas, para que por fin se alcance un acuerdo sobre esta cuestión. (Merkel parece que en esto también se va a salir con la suya y va a poder presentar en noviembre al Bundestag  un programa conjunto como quería con los rescates de España y Chipre más el nuevo desembolso de Grecia).

- Es cierto que Grecia aún debe esperar más para saber si será expulsada del euro o podrá seguir recibiendo ayudas de sus socios, pero la cumbre puede poner de manifiesto el cambio que en los últimos días se está produciendo en la percepción sobre los progresos realizados por Atenas para cumplir con Bruselas. Algo que se está notando en el bono griego, cuya rentabilidad cotiza en mínimos de más de un año:
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- Es verdad que la Cumbre no va a alumbrar ninguna unión bancaria ni fiscal, pero sí que puede servir para desbrozar el camino hacia su creación, y para clarificar algunos aspectos esenciales sobre la integración económica europea, como por ejemplo detalles sobre un Presupuesto federal comunitario, que pudiera servir de embrión para armonizar políticas sociales a escala europea.

-Es cierto que los alemanes no van a dar su brazo a torcer ni se plantean cambiar la apuesta por la austeridad, pero una presión concertada de Francia, Italia y España sí puede servir para al menos abrir un poco la mano de Berlín, y que en las próximas semanas la Comisión pueda anunciar una prórroga de un año en los objetivos de consolidación fiscal de todos los países con protocolo de déficit excesivo.

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