jueves, 8 de noviembre de 2012

Big Data


Hay una persona que predijo la victoria de Obama en las elecciones en EEUU. Su nombre es Nate Silver. Quizá esto, por sí solo, no constituya un gran mérito. Muchos barruntábamos que la victoria iba a ser bastante más holgada de lo que auguraban muchas encuestas y la mayoría de los medios de comunicación.

Lo que confiere valor a la predicción de Silver, es que él se atrevió a pronosticar el resultado de las elecciones en cada uno de los 50 estados que componen el país. Y ha acertado en todos y cada uno de ellos, incluso en aquellos en los que la victoria de Romney se daba por hecha, y finalmente se han decantado por Obama.

¿Cómo lo ha hecho? Simplemente, aplicando un modelo matemático, creando un algoritmo en el que ha introducido una gran cantidad de variables, y analizando sus resultados. Lo explica así el politólogo Kenneth Bunker, de la LSE, a la BBC: 

Primero suma una inmensa cantidad de encuestas sobre los candidatos y saca un promedio. Pero no es un promedio simple. En el momento de sumar, tiene en cuenta tres variables distintas: el momento en que se publica determinada encuesta, dándole más relevancia a las que están más cerca del presente; el margen de error, priorizando las pesquisas que más gente encuestan, y la calidad, dándole más peso a las encuestas que históricamente suelen ser más precisas. 
En segundo lugar, Silver hace un estudio de cada uno de los Estados donde se define la elección estadounidense, la cual se determina no según el número de votos, sino de acuerdo al número de delegados que representa a cada Estado. En ese análisis local, Silver tiene en cuenta la elección de senadores, la participación histórica, la ventaja del candidato que está en el poder y los factores demográficos, que estudia por medio de una regresión lineal; por ejemplo, si el porcentaje de latinos sube en un Estado, esto es relevante. 
Silver le asigna importancia a cada una de las variables, y lo vuelve todo un modelo estadístico que, como un algoritmo, solo requiere introducir la información en un software y después analizar los resultados.

El logro de Nate Silver (que es, a la sazón, el politólogo experto del New York Times, y dirige un blog, FiveThirtyEight, que es responsable del 20% del tráfico de internet de la página web del diario neoyorquino) puede además enviar al ostracismo a tantos y tantos supuestos expertos políticos que hacen sus predicciones simplemente por instinto. 

Es la entronización en política del modelo matemático del Big Data, que no es más que la utilización de cálculos matemáticos y estadísticos para el procesamiento y análisis, a una escala masiva, de los millones y millones de terabites de datos que proporciona la red hoy en día, para su aplicación en diferentes aspectos de la sociedad actual. 

En el ámbito gubernamental, en términos de desarrollo de aplicaciones para la interrelación entre las distintas administraciones con los ciudadanos, estas herramientas tienen un potencial infinito, como bien sabe Ángel González, uno de los grandes expertos en este terreno en nuestro país. 

Pero sin duda es en el ámbito empresarial donde el Big Data tiene sus más evidentes aplicaciones prácticas, y donde de hecho su utilización está empezando a suponer un cambio de paradigma tan disruptivo como el provocado por la introducción de las tecnologías de la información en el mundo empresarial hace más de 30 años. Si tiene una empresa, más le vale conocer por tanto lo que suponen estas herramientas. 

En la era del Big Data ya no puede tomar sus decisiones simplemente utilizando el criterio apolillado de unos expertos sentados en torno a la mesa de un consejo de administración. Si la prosperidad de su negocio depende de los gustos del público, no puede permitirse el lujo de ignorar lo que piensan cada día los 900 millones de usuarios de Facebook, o lo que dicen los más de 400 millones de tuits diarios. Porque ya no se trata de vender sus productos sin más, sino de vender a cada potencial cliente exactamente lo que necesite.



Esto las grandes corporaciones lo saben ya desde hace algunos años, y lo están aplicando cada vez más, pero últimamente el desarrollo tecnológico del Big Data está permitiendo que cada vez más empresas de menor tamaño apliquen estás técnicas en su operativa diaria. Y ello está generando una auténtica explosión de este negocio, que generó más de 5.000 millones de dólares en ingresos el año pasado. Está previsto que esos números se multipliquen por 10 en tan solo cinco años.






De hecho, una buena parte de las grandes empresas tecnológicas están ya obteniendo una creciente proporción de sus ingresos del Big Data, y en el caso de algunas de ellas, como HP, embarcada en un profundo proceso de reestructuración desde el decadente negocio de las impresoras hacia otros con más futuro, el negocio de su filial de Big Data Vertica es ahora prácticamente su única tabla de salvación.

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