viernes, 18 de enero de 2013

Currency Wars

Mario Draghi ha sido considerado por todos como el hombre del año en 2012, por su gestión de la crisis de la eurozona, y esas famosas palabras del pasado 26 de julio, que han cambiado por completo el curso de la crisis o han comprado tiempo para que los países pongan sus finanzas en orden y avancen hacia una mayor integración europea (en función de a quien preguntes).

Pero si Mario Draghi fue capaz de actuar de una manera tan valiente y decidida ante una situación crítica que amenazaba con resquebrajar el proyecto económico europeo, sorprende que en cambio desde el BCE no se esté actuando con la misma audacia ante otro desafío igualmente decisivo en el panorama económico actual, que amenaza con agravar aún más la situación de los ciudadanos europeos.

Me refiero a la tremenda apreciación que está viviendo el euro en los últimos meses frente al resto de las principales divisas. Cuando Europa se halla en el medio de una profunda recesión, resulta que la moneda única europea se ha apreciado un 10% frente al dólar en los últimos seis meses, y un 25% frente al yen.

Hay una conjunción de factores que explican este fortalecimiento del euro. No podemos olvidar que la propia mejoría de los mercados en Europa propiciada por Draghi ha hecho que algunos entren de nuevo en países periféricos, lo que fortalece la moneda. Tampoco es despreciable el efecto que sobre la moneda europea puede tener la repatriación de capitales foráneos que están llevando a cabo los bancos del continente para mejorar sus dañados balances de capital.

Pero sin duda, la razón principal es exógena, tiene que ver con la guerra de divisas, la conjunción de una serie de agresivas políticas de devaluación de la divisa propia que están llevando a cabo muchos países estos últimos meses, y que amenaza con convertirse en un gran conflicto económico internacional durante este 2013.



Ya hemos hablado en este blog de la radical política monetaria que está llevando a cabo el Banco Nacional de Suiza para debilitar el franco, y parece que con éxito, pues la moneda está en mínimos de año y medio con el euro. Pero quizá aún más agresivo que Suiza está siendo Japón, cuyo nuevo primer ministro, Shinzo Abe, se ha embarcado en una intensa política de depreciación del yen, que en su caída podría pronto traspasar la frontera psicológica de los 100 yenes por dólar.

Las tres rondas de relajación cuantitativa llevadas a cabo por Ben Bernanke en la FED han propiciado igualmente un debilitamiento del dólar frente al euro, y, por el anclaje parcial del remimbi chino al billete verde, la moneda asiática se ha beneficiado igualmente de esa depreciación. La libra esterlina, por su parte, está en mínimos de los últimos nueve meses con el euro por las debilidades de la economía británica y la incertidumbre sobre su permanencia en la UE.

En definitiva, que una gran mayoría de los países desarrollados están activa o pasivamente confabulados en una depreciación de sus monedas como una forma de proteger a sus mercados exteriores, y en Europa, que aún no está claro que haya superado su crisis existencial y atraviesa una recesión que ha terminado atrapando incluso a la locomotora exportadora del continente, estamos haciéndole la vida más difícil al único sector que hasta ahora había mostrado capacidad de crecimiento.

Como explica Bruce Krasting en su blog, existe un retraso de unos seis meses desde que el mercado de divisas registra alteraciones significativas hasta que los directores financieros de las compañías internacionales comienzan a modificar sus decisiones (hedges, proveedores, etc...) como consecuencia de esos cambios en el mercado de divisas. En otras palabras, que si el euro sigue apreciándose en este 2013 como consecuencia de la guerra de divisas, las perspectivas económicas pueden complicarse aún más de lo previsto.


PD: El Economist critica también la pronta "canonización" de Draghi por su incapacidad de atajar la debilidad de la economía europea. Yo no estoy del todo de acuerdo, pues en este caso, aparte de que como sabemos el mandato del BCE no incluye velar por el crecimiento, incluso aunque Draghi quisiera, en este caso me temo que estaría con las manos atadas ante Berlín, que es quien está recetando la medicina de austeridad a todo el continente, y quien se niega a aplicar los planes de estímulo que esta misma semana pedía Rajoy en el FT.


1 comentario:

  1. Vamos a intentar ser rigurosos y a describir el bosque entero en vez de los primeros árboles que nos encontremos. Es cierto que una depreciación ayuda al sector exportador y las empresas exportadoras crearán más empleo, pero 1vía inflación el resto de ciudadanos nos empobreceremos,2las importaciones nos resultarán más caras(y viajar y estudiar fuera)3es una vía para salir de la crisis de forma no competitiva. Además en España la mayoría de empresas son pequeñas por lo que exportar fuera de la UE es más favorable para las grandes compañías...sin duda un montón de peros, que si bien crees que pesan menos que la capacidad en potencia para exportar, comentarlas para acercarse a la objetividad estaría bien. Porque como nos pongamos a hablar de lo útiles que fueron las devaluaciones en época de Felipe González se acaba el debate.

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