miércoles, 9 de enero de 2013

Herbalife

Probablemente haya oído hablar de esta empresa de dietética; es posible que, si está preocupado por su peso, incluso sea cliente suyo. La empresa, fundada hace más de 30 años en California, es una multinacional que está presente en 80 países, entre ellos España, donde además lleva a cabo una activa labor de patrocinio deportivo.



Lo que quizá desconozca es que esta compañía, que vende batidos dietéticos y productos saludables, lleva semanas protagonizando una auténtica batalla de titanes entre algunos de los más poderosos inversores de Wall Street.

Y no, no es que varios compradores se estén disputando una compañía de futuro. Es más bien al contrario. Sucede que el pasado 20 de diciembre, William Ackman, a la sazón dueño del prestigioso hedge fund Pershing Square Capital Management, salió públicamente comparando Herbalife con una gigantesca estafa piramidal, y poniendo en duda los números de la empresa. Ackman también reveló que en consecuencia había decidido realizar una enorme inversión apostando contra las acciones de la compañía. Inmediatamente, las acciones de Herbalife se desplomaron un 10% y durante días el futuro de la empresa pareció en duda.

Lo cierto es que no es la primera vez que se destapan dudas sobre el modelo de negocio de esta compañía, que solo cuenta con una plantilla de 4.000 trabajadores, y en cambio, sustenta sus más de 4.000 millones de facturación anual en una red de dos millones y medio de distribuidores, que son a la vez sus principales clientes.

Mucha gente sin trabajo ve en Herbalife una oportunidad de ganar dinero vendiendo sus productos. Lo que ocurre es que para vender sus productos, antes la firma obliga a estas personas a comprarlos a otro vendedor, y obtienen descuentos si consiguen atraer a nuevos vendedores.  De esta manera, una gran parte de las ventas de la compañía se producen por la incorporación de nuevos distribuidores.

Que el fundador de la empresa, un tal Mark Hugues, empezara vendiendo programas de control de peso desde el maletero de su coche, y que una vez hecho fortuna domiciliara la compañía en las Islas Caimán, tampoco inspira demasiada confianza.

Y sin embargo, la historia no acaba aquí. Porque resulta que esta semana, otro jefazo de otro prestigioso hedge fund ha salido públicamente refutando la tesis de Ackman, afirmando que el modelo de la empresa es sólido y no hay estafa por ningún sitio, y corroborando esa distinta opinión con la toma de una participación del 8,2% en Herbalife.

Se trata de Daniel Loeb, de Third Point. El caso es que quizá no habría que desechar lo que diga este hombre sin antes escucharle, porque ha demostrado ya en el pasado tener ojo con sus inversiones. Sin ir más lejos, el año pasado se embolsó nada menos que 500 millones de dólares por invertir a favor de Grecia, apostando a contracorriente por la deuda pública helena cuando nadie quería saber nada de los griegos. Con razón las acciones de Herbalife se han disparado un 9% nada más conocerse la noticia.

Y entonces, ¿quién tiene razón? Ni idea, pero la pelea promete ser muy interesante, porque para terminar de sazonar el asunto, resulta que Ackman y Loeb son amigos personales desde hace mucho tiempo. Veremos si lo siguen siendo después de esto, porque el que salga derrotado de esta batalla puede terminar perdiendo algo más que peso...

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