lunes, 7 de enero de 2013

Mercados

Solemos leer muchas críticas a la excesiva importancia que le conceden los gobiernos a los mercados en sus decisiones de política económica. Y frecuentemente aparecen críticas a la incapacidad de esos gobiernos por incorporar en sus cuadros de previsiones macroeconómicas una cierta capacidad de anticipación sobre hacia dónde van a discurrir los acontecimientos en el futuro.

Lo que no leemos tan a menudo es que esos mismos mercados, elevados por muchos a la categoría de oráculos infalibles y visionarios, se equivocan más que una escopeta de feria. Veamos por ejemplo el caso de Willem Buiter, chief economist de Citigroup, que cada cierto tiempo realiza apocalípticas predicciones sobre el colapso de la eurozona. En febrero del año pasado, este hombre dijo que existía un 50% de posibilidades de que Grecia abandonara el euro. En mayo lo subió al 75% y en julio lo elevó al 90%, dando por hecho que para el 1 de enero de 2013 Grecia ya no formaría parte de la moneda única.

Ha llegado el 1 de enero, y aún no hemos visto publicada la nota de esta entidad financiera pidiendo disculpas a sus clientes por el error en sus predicciones. Porque aquí no solo hay prestigio en juego, sino mucho, muchísimo dinero. Y si no que se lo digan a John Paulson, otro que apostó contra Europa, y ha salido trasquilado. Este gestor de fondos se hizo de oro en el comienzo de la crisis por su acertada apuesta de que el mercado hipotecario de EEUU estaba a punto de implosionar, pero desde entonces no ha hecho otra cosa que errar el tiro.

Pero el problema no es de un solo gestor de fondos. La entera industria de los hedge funds, esa multimillonaria comunidad inversora, que mueve más de dos Billones de dólares, y a la que los Tesoros de los pobres gobiernos en apuros de todo el mundo dedican sus road shows para presentarles con temor sus datos macro y convencerles para que inviertan en el país, esa industria, tiene un problema grave de miopía inversora.

El año 2012 acaba de cerrar con una rentabilidad media para los hedge funds del 3,17%, según Reuters. El más rentable de todos ellos ha sido SAC Capital International, gestionado por Steve Cohen, con un beneficio del 10%. Si usted hubiera invertido en el Índice S&P500, hubiera obtenido más rentabilidad en 2012, del 13,4%. Y además se hubiera ahorrado las altísimas comisiones que cobran estas entidades. SAC, por ejemplo, es la más rentable no porque sea capaz de predecir mejor el comportamiento de los mercados, sino porque es más cara: tiene un fee de gestión del 3% y se queda con hasta el 50% de los beneficios del cliente (lo habitual es 2% y 20%, respectivamente).



Es decir, que debemos rechazar esa frase tan manida de que nos gobiernan los mercados. Es falsa. Entre otras cosas porque, si ello fuera realmente así, estaríamos mucho peor.

No sorprende, en este contexto, que Tom Wolfe, 25 años después de La Hoguera de las Vanidades, haya vuelto a escribir sobre Wall Street, con este descriptivo título: Los eunucos del universo.

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